TICágora

Nos centramos en esta crónica en la actividad del lunes, 3 de diciembre: charla sobre vivienda digna. La presentación del ponente ha corrido a cargo de nuestro compañero de Historia, D. Juan Rivera, quien ha hecho una semblanza emotiva de D. Manuel Delgado, en la que ha glosado sus múltiples ocupaciones previas, desde jornalero hasta profesor de Derecho de la Universidad de Córdoba y abogado de “Stop Desahucios” en nuestra ciudad y provincia, tratando de acercar la figura al auditorio, con la sentencia de que D. Manuel ha sido “cocinero antes que fraile”.

Ha tomado la palabra el ponente para abordar un tema de tanta actualidad y controversia en nuestro país en estos momentos. Entre otras ideas, desgranadas de manera muy amena y comprensible, destacamos las siguientes:

• “Los derechos de los ciudadanos son como los músculos; si no se ejercitan, se atrofian”, en clara invitación al público a participar y ejercer sus derechos constitucionales.

• “El derecho a la vivienda no es algo aislado, sino que está en relación con el derecho al trabajo, a la educación, a la salud…”, que hoy en día están en franca decadencia, pues los poderes públicos no han actuado como debían, según les exigía el mandato constitucional.

• Estos derechos constitucionales, lejos de ampliarlos y mejorarlos el Estado, se están recortando en los últimos tiempos, llegando a convertirse en “fuentes de negocio” para la iniciativa privada, que permitirá que el origen del individuo sea determinante para aspirar a mejores niveles de educación, salud, trabajo y vivienda, al contrario de lo que ha supuesto la lucha social durante muchas décadas en España.

• Comparaba el ponente su edad cuando se aprobó la Constitución española, en 1978, aproximadamente con la de los alumnos asistentes a la charla, animándolos a que reivindiquen sus derechos constitucionales, como reacción ante tanto atropello. Ha hecho una llamada a los jóvenes a luchar por los artículos constitucionales que merecen la pena, a buscar un proyecto de vida seguro, que garantice el futuro y que permita salir del bache en que nos encontramos. En sus palabras: “Hay que coger de la Constitución lo válido y luchar por ello”.

• En la segunda parte de su intervención, ha desmenuzado cómo actúa “Stop Desahucios”, cuyo origen está en el entorno de los movimientos del 15M. Ha contado algún desahucio reciente y traumático, como el de Lourdes, que aún continúa en nuestra ciudad sin resolver definitivamente.

• Ha acusado, no sólo a las instituciones públicas, a los bancos y a los políticos de ser los responsables de tanto caos, sino también a la sociedad en general, pues con el silencio se ha hecho cómplice de estas situaciones y las ha permitido sin alzar la voz. Ha invitado a que “cada cual, con su voz y con su música, colabore en crear una nueva sinfonía de nuevos valores, acordes con las necesidades actuales de la sociedad”.

• Y así, entre realidad y metáfora, ha ido desgranando su charla de una hora.

La segunda hora ha estado destinada a las preguntas y al coloquio, no sin antes llamar al orden el moderador de la sesión, D. Juan Rivera, a algunos individuos minoritarios que no guardaban las formas debidas para una charla de tanta envergadura social y personal como la que teníamos el honor de estar disfrutando.

Sea por la advertencia del moderador, sea porque hay que desmentir el refrán de que “segundas partes nunca fueron buenas”, lo mejor de la mañana estaba por llegar, con las preguntas e intervenciones tanto de profesores como de alumnos, ya fueran de bachillerato como de ciclos, confirmando la tímida apuesta que hacíamos al juntar diferentes procedencias académicas en esta actividad. Desde aquí felicito a quienes tuvieron la buena idea de hacer coincidir en el mismo espacio y en el mismo tiempo, a la heterogeneidad de un alumnado que, sin embargo, comparte las mismas inquietudes y preocupaciones, como así lo han demostrado. La experiencia nos servirá para seguir dando pasos en este sentido.

Entre las numerosas y atinadas intervenciones del público, me quedo con dos reflexiones:

• La de una alumna de ciclo formativo que pidió al ponente cómo se podía colaborar individualmente en “Stop Desahucios”. Este respondió que a través de un correo dirigido a la página web: http://www.stopdesahucios.es/. Incluso, al final de la charla, nos proporcionó un número de teléfono para solicitar información más concreta: 663544074.

• La de una alumna de bachillerato que lanzó la siguiente interrogante: ¿Cómo es posible que haya tanto dinero para rescatar a los bancos y no haya dinero para rescatar a una familia?

Terminó esta fructífera sesión de dos horas lectivas, con ecos a larguísimo plazo, con total seguridad, con una reflexión que deja poco espacio al optimismo, pero que refleja la cruda realidad en que vivimos: cuando una familia pierde su casa, el caos en el que se instala en la sociedad es terrible, pues “el techo cubre muchos derechos”.

Agradecemos vivamente la presencia de D. Manuel Delgado, pues nos consta el enorme esfuerzo que ha hecho para poder estar hoy aquí, aún convaleciente de problemas coronarios muy recientes. Agradecemos a D. Juan Rivera sus gestiones para que hayamos podido contar con un ponente de lujo para esta ocasión. Agradecemos, cómo no, la participación a los estudiantes y a los profesores que los han acompañado en esta fría mañana de diciembre, aunque el ambiente en el Salón de Actos ha ido caldeándose a medida que se desgranaba y crecía en intensidad emotiva la sesión.

D.A.C.E. Y VICEDIRECCIÓN DEL I.E.S. “GRAN CAPITÁN”

Era la semana en que se celebra ese día que nos viene de ‘fuera’, de otras culturas, de otras religiones, de otras tradiciones…, pero que nosotros, como pueblo acogedor que somos, según dicen, tomamos como nuestro.

A un lado se quedaron las pequeñas palmatorias o palomitas que nuestras abuelas ponían la noche de difuntos, sobre un cuenco de aceite: una por cada ser querido que ya no estaba y que a nosotros, los niños y niñas de entonces, nos daba una mezcla de morbo y pavor ver luciendo durante toda la noche y nos sorprendíamos con el respeto y reverencia con el que nuestros mayores trataban dicha ‘ceremonia’.
Pero, como digo, ya todo aquello cambió. Y hoy día, todo eso se ha convertido en una fiesta de divertimento, en la que los y las jóvenes, sobre todo, celebran un día de disfraces en complot con el más allá. Y hete aquí que a los alumnos de Diver de este nuestro instituto se les ocurre convertir su aula en una ‘cámara de los horrores’.

Esta profesora, ya mayor, no acababa de verlo claro del todo, pero decidió acompañarlos: ‘no se preocupe, seño, que de eso nos encargamos nosotros’. Esa frase…, no sé si me tranquilizaba más o menos. Más tarde, vi que no era yo sola la que me preocupaba.  Mis compañeros Benito y Paco Ponce, al igual que la vice, Carmen Jurado, también vieron la cosa con cierta preocupación, pero, hechos unos pequeños cambios, nos volcamos en el proyecto de este impetuoso alumnado de Diver.

Iluminaron la estancia con tenues velas, montaron una de audiovisuales con chirridos, arrastrar de cadenas, gritos histéricos con niña del exorcista incluida. Se disfrazaron de malos malísimos con disfraces de esqueleto, terroríficas caras maquilladas, vestuario militar que daba más miedo que los propios marines americanos, con monos de operarios asesinos y con las respectivas bragas en la cara, con perdón. Se armaron de grandes cuchillos de plástico, de un listón de madera que golpeaban contra las mesas convertidas en escalofriantes pasillos oscuros llenos de telarañas, golpes que hacían creer a los pobres alumnos de Primero de la Eso que les estaban disparando, y de cadenas que arrastraban como almas en pena.

Tan bien montaron el montaje que ese alumnado recién llegado al centro, que, lejos de tranquilizarse según pasaba la mañana y unos se iban contando a los otros los ‘horrores’ que habían vivido, se iban sugestionando de tal manera que el público que asistía a la sala de los horrores era cada vez más escaso. Pero, al final de todo, todos y todas lo pasamos bien.

Por eso, quiero dar las gracias a Iván, a Luis, a Josua, a Álvaro y a Carolina por hacernos pasar una mañana como aquella. Se lo trabajaron bien ese día y los días anteriores con todos los preparativos. Quiero desde aquí mandarles mi enhorabuena y las felicitaciones de los profesores y profesoras que vieron lo que hicieron. Y desde aquí quiero pedirles también que estudien un poquito más.

También agradecer, cómo no, a los alumnos y alumnas de Primero su colaboración, porque sin ellos no habría sido posible llevar a cabo la actividad.

Hasta el Halloween que viene.

Gracia Serrano