La permanencia de lo efímero

Dentro de las actividades de nuestra vigésimo primera Feria del Libro, la tarde del jueves, 25 de abril, la dedicamos a una lectura poética, que titulamos: “Merienda poético-hindú con Roberto Loya”.
Es Roberto una persona de gran inquietud cultural: madrileño de nacimiento, filósofo de formación, locutor radiofónico, redactor radio-televisivo de profesión y poeta de vocación, además de alguna que otra incursión en la pintura y el diseño, en la música y en la narrativa… todas estas piezas conforman este puzle humano tan peculiar.
Tiene Roberto dos libros de poesía publicados, amén de otros poemas diseminados en numerosas antologías y algún que otro poemario inédito.
Su obra poética en solitario se inicia con un singular Artaud en la India, en 2005, al que le sigue Los ojos no están aquí, de la colección “Los conjurados”, de la editorial Polibea, publicado en 2012. Es este último un título sugerente y lleno de belleza, en una edición cuidada y original. Esta colección poética reivindica el papel de las empresas relacionadas con la discapacidad en el ámbito cultural, como agentes activos, lo que hace de Roberto una persona sensibilizada con la integración social de los discapacitados.
Roberto admira poéticamente a Juan Ramón Jiménez, en especial su poemario Diario de un poeta recién casado, al que considera la primera gran obra de la poesía española del siglo XX, y para el que reivindica una edición crítica, inexistente aún.
Roberto nos glosó su poética, compartiendo curiosas anécdotas con un auditorio que, con no ser numeroso, como corresponde a un acto en el que la poesía es la invitada de honor, sí se mostró afable e interesado en los planteamientos del poeta.
Leyó algunos poemas; unos por voluntad propia y otros a petición de alguna persona del público. Hubo intercambio de puntos de vista poéticos y humanos, lugar para la imaginación y el esparcimiento y también para desentrañar la intelectualidad de alguno de sus poemas.
Fue un acto bastante dinámico; tanto el ponente como los asistentes expresaron sus opiniones en torno a diversas cuestiones: humanas, poéticas, filosóficas, conceptuales…
Roberto, aprovechando su voz y sus dotes comunicadoras, desgranó un rosario de textos poéticos, lo más destacado de la tarde. Nos dejamos transportar a esos escenarios hindúes, donde la espiritualidad y la trascendencia conforman “la permanencia de lo efímero”.
Fueron más de noventa minutos los que permanecimos en el Salón de Actos del instituto, sin tener conciencia del transcurso del tiempo; señal inequívoca de la placidez de lo compartido.
Tras la lectura y la puesta en común de todos estos temas trascendentes, nos dispusimos a degustar con delectación una gran variedad de infusiones y pastas, evocadoras del exotismo hindú en el que Roberto nos había sumido con sus versos.
Desde estas líneas, agradecemos que este acto haya podido llevarse a cabo. En primer lugar, por la presencia del poeta entre nosotros. En segundo lugar, por la activa participación del público. Y por último, y muy especialmente, por ser artífices del marco restaurador y gastronómico al alumnado de 2º A de Cocina y de 2º de Restauración, con sus respectivos profesores: D. Nicolás Huertas y D. Raúl Márquez.
Os dejamos con un poema de Roberto Loya y con algunas imágenes del acto.

Canción bengalí”

Los tigres, dijo el loco de la nieve,

no son tigres del todo.

En sus entrañas viven niños huérfanos.

La diosa tigre los sueña como una madre

dentro de ella,

y los despierta de otros sueños,

pues los pequeños siempre recuerdan

cuando miraban las estrellas

en una canción de cuna.

Una canción difícil de olvidar cuando son tigres.

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