El pasado jueves, 23 de junio, celebramos, en el Parador de la Arruzafa, la cena de
despedida de los compañeros que se jubilan este curso:
- María José Rufo Redondo
- Antonio del Arco Domínguez
- José Reina Rojas
- José Manuel Ramírez Fernández
- Antonio Serrano Moreno
A estos nombres hemos de añadir el de Mercedes Murcia, que pasó muchos años en nuestro centro y que también se jubila.
Igualmente, les dijimos adiós a los compañeros a los que han concedido traslado:
- María Dolores Martín-Prieto García
- Margarita Chamorro García
- José Carlos Domínguez Ruiz
- Jesús María González Gómez
- Carmen Aguilera Sillero
- María Jesús Ruiz García
- Luis Cabezas Chaves
- Mariano López Manzanares
- Silvia Naval Sánchez
Pero los protagonistas de la noche fueron los profesores jubilados, a los que les dedicamos unas palabras (que pueden leerse al final de esta entrada) y les entregamos regalos, en nombre del claustro de profesores del IES Gran Capitán y de algunos excompañeros, que quisieron sumarse al homenaje.
El acto resultó muy emotivo, porque se trata de compañeros, que han pasado muchos años con nosotros y forman parte de la historia del IES Gran Capitán.
A todos, a los que se jubilan y a los que se trasladan, les deseamos lo mejor.
- MARÍA JOSÉ RUFO Y ANTONIO DEL ARCO
El libro del Génesis comienza así:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz, Día, y a las tinieblas, Noche. Después de seis días de intenso y fructífero trabajo acabó agotado y descansó no sin antes crear un huerto en Edén en donde puso al hombre y la mujer que había diseñado.
Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho y tentó a la mujer. Y la mujer tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido.
Y oyeron la voz de Jehová Dios que les dijo: ¿Habéis comido del árbol del que yo os mandé no comieseis? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo
comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó y comí.
Y Jehová Dios los castigó diciendo: con dolor darás a luz los hijos, con el sudor de vuestro rostro comeréis el pan hasta que volváis a la tierra, pues polvo sois, y al polvo volveréis. Y los sacó Jehová del huerto del Edén y puso al oriente querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la ciencia.
…Y desde entonces andamos jodidos. El Edén se secó, la espada se consumió y los querubines fueron llamados a otros menesteres, como bien saben Rubens y Rafael. Desde ese día encontrar el árbol de la ciencia es el objetivo de los seres humanos.
Pero vayamos a lo que nos interesa:
Mª José Rufo y Antonio del Arco que nacieron en Alamillo (Ciudad Real) y Santo Tomé (Jaén) respectivamente, sabían lo del trabajo, el sudor y la preñez, por eso aprobaron las oposiciones de Magisterio para ver si trabajando para los demás encontraban su particular árbol de la ciencia.
Mª José lo buscó en Chillón y Almadén con sus adultos. Como le gusta mucho viajar siguió en Sueca pero el valenciano no es la lengua del Edén. Por ser muy responsable continuó en Córdoba, inauguró el San Álvaro, bajó a los infiernos en el Sector Sur y se estabilizó en Fátima donde ha terminado su extensa vida profesional en nuestro instituto siendo siempre una persona muy querida entre compañeros y alumnos.
En lo personal, vive entregada a su familia, en especial a su hijo Carlos al que ha llevado a sus actividades, ha vendido sus plantas y pertenece a su asociación. Es ahora cuando deberá plantearse nuevamente dónde y cómo buscar su árbol de la ciencia.
Antonio se estabilizó igualmente en Fátima después de un dispar recorrido por tierras de Jaén: Santo Tomé, Mogón o Martos y las provincias vascas: Vitoria y Baracaldo. Conocido en el mundillo escolar como “el azote del pantalón corto”, su árbol de la ciencia no estaba en los servicios de Mogón (en los olivos cercanos), ni en el comedor de Juan Rufo, que él impulsó, así como el Plan Alhambra, ni en las propuestas de liberación de su sindicato, nunca aceptadas, ni en la Jefatura, ni en la Dirección. Puede que esté en la Asociación de su barrio de la que es Tesorero perpetuo o en el dominó de los lunes.
En ambos casos, después de una trayectoria profesional ejemplar, ahora os toca la búsqueda de verdad, búsqueda con mayúsculas, quedáis solos ante la vida y vosotros decidiréis cuál es vuestro personal camino hacia el árbol de la ciencia.
Nosotros quedamos agradecidos por habernos enseñado, alegres por haberos conocido y compartido muchos momentos, felices por ver que, cual mariposas, empezáis una nueva etapa y envidiosos porque nosotros no nos jubilaremos a vuestra edad.
Quisiera cerrar mi intervención con un poema de Antonio Machado dedicado a la jubilación:
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una alegría fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
alegría, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que ya no volvería
a esta santa institución.
Y las díscolas cabezas
que intentaba amueblar
a sus colegas las deja
harto ya de trabajar.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Con todo el cariño de vuestros compañeros y compañeras del IES Gran Capitán.
(Paco Ortiz)
- PEPE REINA
Buenas noches compañeros y compañeras,
En mi continuo afán por apuntarme a un bombardeo, también me ofrecí como voluntario para decir unas palabras de despedida a nuestro compañero D. José Reina.
Si ya de por sí, tutear me cuesta trabajo, algo que habréis podido comprobar algunos y algunas a lo largo de este tiempo que llevo con vosotros, hacerlo con Pepe se me antoja si cabe todavía más difícil.
Dirigirme a Pepe es hacerlo a una persona que lleva la hostelería en sus venas desde pequeño; sin duda su trayectoria profesional fuera de la educación, en una época en la que el sector tenía el prestigio y el reconocimiento que se merecen, han hecho que Don José impregne sus clases con una organización, una elegancia y un saber estar al que ya me gustaría a mi poder siquiera acercarme a lo largo de mi futuro profesional como docente.
Con su marcha, se dice adiós en el Departamento a una generación de profesores con un enfoque de la profesión que jamás volverá a ser reemplazado, le decimos adiós a un compañero del que al menos éste que les habla ha intentado absorber todo lo posible durante los dos cursos en los que hemos compartido espacios, le decimos adiós a un compañero por el que más allá del respeto, siento admiración y envidia (no porque se jubile, sino por la vitalidad y las ganas con las que ha llegado hasta la jubilación), y le digo adiós a un gran profesional con el que me hubiera gustado seguir aprendiendo durante muchos años más.
Gracias Don José por todo lo que directa o indirectamente he aprendido de usted.
Le prometí a Pepe que sería breve en mis palabras porque para discursos largos ya contamos en el centro con la figura de Matías, y como no quiero faltar a mi promesa y sé que es una persona poco dada a estos eventos, Pepe, no te haré sufrir más; sólo te pido que te comprometas públicamente a acudir todos los años a darle una clase magistral a mi alumnado porque considero que no recibirán enseñanza más valiosa que escuchar de su persona todo aquello que nos quiera contar.
Un abrazo y hasta siempre compañero.
(Raúl Márquez)
- JOSÉ MANUEL RAMÍREZ, EL HOMBRE TRANQUILO
No le extrañará a nadie que sea yo quien dirija las palabras de despedida profesional a José Manuel. Cuando Matías me lo propuso, le dije que aceptaba pero no imaginaba la dificultad de extraer algunos de los buenos momentos compartidos en nuestro dpto. La dificultad ha consistido en que esos momentos han sido muchos, y además en que no voy a hablar de un compañero sino de …un amigo.
Cuando J.Manuel llegó al centro eran otros tiempos y estábamos en el dpto multitud: seis personas. Tres profesoras y tres profesores. Pero, por alguna razón misteriosa, siempre que los alumnos, ¡tan despistados las criaturitas!, llegaban buscando: ¿está el profesor de física?, ¿cómo se llama?, preguntábamos nosotras y al no recordar su nombre, decían: “EL HOMBRE”. Maria y yo no teníamos dudas, ese HOMBRE no era JACK, el del anuncio, era JOSÉ MANUEL.
Te he llamado también TRANQUILO, esto si va por la película de John Ford. Claro que no eres tan alto como su protagonista, es evidente, pero si lo mismo de grande en templanza, en voluntad, en fortaleza para afrontar los avatares de la vida, buenos y malos.
Durante todos estos años, que han sido muchos y han sabido a poco, hemos ido formado un tanden estupendo, Maria, Isabel, Conchi Pérez, yo y siempre tú, repartiéndonos el trabajo sin problemas, sin competencias, sin malos rollos. Por ejemplo, si alguna de nosotras proponía hacer algo, una ficha, una experiencia, cualquier cosa, al día siguiente, José Manuel nos sorprendía con un papel escrito en formato digital, en el que se plasmaba la propuesta perfectamente ordenada. Porque J.Manuel aceptó la informática, mientras nosotras nos resistíamos, como acostumbra: “esto es lo que toca ahora y esto es lo que afronto”. Cuando le manifestábamos nuestro asombro, él nos contestaba con guasa: “esto se aprende con solo 100 o 200 horas”. Ha sido una suerte para nosotras y para nuestros alumnos que hayamos coincidido tanto en nuestra forma de enfocar el trabajo y en nuestra sintonía personal. Me siento enormemente agradecida a la vida por ello.
Todas las otras personas que han coincidido contigo en el trabajo de la Jefatura han disfrutado de tu buen hacer, de tu mesura, de tu constancia, de tu extraordinario sentido del humor. Y todo esto sin aspavientos, sin darte importancia, con la modestia natural de la persona que es verdaderamente GRANDE.
Todas las que te conocemos sabemos que posees la cualidad de los héroes, clave de su éxito, “le caes bien a las mujeres”. Aunque en tu caso es doble virtud, también “le caes bien a los hombres”.
Solo hay un asunto que no te sale del todo bien…¡conseguir que el Córdoba gane todos los domingos!, pero en fin esa condición de “sufridor sempiterno” también demuestra otra de tus cualidades : eres un hombre fiel, un amigo fiel, una persona de principios con la que siempre se puede contar.
La enseñanza es un trabajo de esos que IMPRIMEN CARÁCTER. No solo le dedicamos nuestro tiempo, sino que también nos dejamos una parte de nosotros. Creo que puedes sentirte satisfecho de tu aportación a la sociedad. Tú eres de esas personas, que de forma generosa, has empeñado tus conocimientos y tu corazón en que otros aprendan con la esperanza de
que ellos y la sociedad tengan un futuro mejor.
Sin lugar a dudas eres “un hombre de ciencias”, pero no por ser profesor de F y Q, sino por estar convencido de que la actividad científica es la más potente herramienta que hemos desarrollado los humanos para mejorar y cambiar nuestras vidas. Es por eso que fuiste miembro fundador de la A.P.C.C.C, asociación que se dedica a divulgar LA CIENCIA y a llevarla a nuestras calles y casas. No se si has plantado alguna vez un árbol, pero como profesor has sembrado la semilla del conocimiento científico en las mentes de los miles de alumnos que han pasado por tus clases y seguro que ha fructificado en muchos.
También eres “un hombre de letras” que has escrito en nuestros corazones las lecciones de cómo vivir, trabajar, ser honrado y respetar a los demás.
Eres de esas personas que todos nos alegramos de haber conocido porque haces el Mundo mejor y la Vida más interesante.
QUERIDO AMIGO Y QUERIDO COMPAÑERO, en el departamento, “tu armario, tus cajones” y nosotras siempre te echaremos de menos.
Córdoba a 23 de Junio de 2011
Tus compañeras de Departamento.
- PALABRAS DE DESPEDIDA A ANTONIO SERRANO
Sus inicios en el mundo laboral no están ligados a la educación, pues comienza trabajando en el Banco Exterior de España, donde permanece 6 años. Después, realiza estudios de ciencias biológicas, en la Universidad de Córdoba, hasta terminar la licenciatura, en 1978, con premio extraordinario de carrera. Trabaja, como profesor ayudante, en el Departamento de Citología e Histología de la Facultad de Ciencias, hasta el año 1982, en que aprueba las oposiciones de agregado de bachillerato. Ejerce como profesor de este nivel educativo en diferentes institutos de Cádiz, Córdoba y Jaén, hasta llegar, en el año 1990, al IES Gran Capitán, donde ha permanecido hasta el presente curso.
Entre los años 1990 y 1994, le conceden una licencia por estudios, que le permite realizar su tesis doctoral, en el campo de la bioquímica y biología celular. Resultado de esta época de investigación, es la publicación de numerosos trabajos científicos, en prestigiosas revistas científicas internacionales.
En el año 2000, adquiere la condición de catedrático y, ocho años después, se integra en el cuerpo de catedráticos.
Han sido veintiún años (para los más antiguos), compartiendo el día a día, desde aquel septiembre de 1990, en que llegamos a un centro que sobrepasaba el tamaño al que estábamos acostumbrados. Durante este periodo de tiempo, hemos ido creciendo y adaptándonos los unos a los otros, y Antonio ha sido una de las personas que lo ha hecho posible, no regateando jamás su dedicación ni su tiempo en el empeño.
No podemos olvidar su entrega a las clases, al departamento de Biología y Geología, y a todo el claustro:
Quienes hemos trabajado con él sabemos de la consideración y el afecto que ha generado en su alumnado, por su calidad como profesor y como persona. Y todos sabemos también que es la mejor recompensa que nos quedará, por encima de los discursos de los amigos.
Y desde luego no olvidaremos sus guardias; si hubiese que hacer un monumento al profesor de guardia, desde luego el modelo para la estatua habría que buscarlo en él, de eso no hay duda.
Hace algunos años, en este mismo lugar, nuestro excompañero Nicanor se despedía de nosotros con un paseo imaginario por los departamentos del centro, y se admiraba del orden, del “cada cosa en su sitio”, en el de Biología y Geología, y la culpa de ello, en buena parte, también ha sido suya.
Su disponibilidad para ayudar en todo tipo de actividades nunca ha faltado. Federico puede dar fe de su ayuda en los festivales de fin de curso, o Benito de la que recibió durante los primeros tiempos TIC, tanto de Antonio como de José Manuel, al que también hoy despedimos. Cualquier persona que le haya necesitado jamás habrá tenido una negativa por respuesta.
Dice Machado en uno de sus sonetos:
“Mi padre, aun joven. Lee, escribe, hojea
sus libros y medita. Se levanta;
va hacia la puerta del jardín. Pasea.”
Así ha sido la vida de Antonio Serrano, dedicada a los libros, a la meditación, al trabajo y a la familia, y así nos la imaginamos, a partir de ahora, en compañía de su inseparable Mayte.
Queremos finalizar estas palabras con la adaptación libre de una copla de Jorge Manrique, pensando en Antonio Serrano. Con ella, hemos pretendido destacar sus cualidades más sobresalientes: su bondad, su entrega a los demás y su condición de docente, querido y admirado por sus alumnos. Dice así:
“Aquel de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestro don Antonio
Serrano, tan admirado
y tan docente;
sus clases grandes y claras
no cumple que las alabe,
pues las vieron,
ni las quiero hacer caras
pues que todos sus alumnos saben
cuáles fueron.”
Salud, suerte y deporte, Antonio, te deseamos tus compañeros de antes, de ahora y de siempre, en esta nueva etapa de la vida que hoy inicias.
Desde las playas del Mediterráneo, no sin un nudo en la voz, leo estas palabras de reconocimiento.
Yo también quería dejar mis humildes palabras por aquí. Muchas gracias a todos ustedes que han dedicado su trabajo y sus esfuerzos por hacer, o al menos intentarlo, personas de bien a todos cuantos hemos pasado por sus manos. Tengo especiales recuerdos de Dña. Ma. José Rufo, quién por aquel segundo de ESO (hace años ya…) me animó a participar en las Olimpiadas de la Sociedad Thales.
También tengo recuerdos de D. Jose Manuel, profesor que me impartió las disciplinas de Fisica y Quimca, primero, y después Química. Gracias a él disfruté contando a las gentes de Córdoba cómo el elefante hizo su pasta de dientes.
Por último y no por ello menos importante, quizá sería al contrario (por la afinidad entre su campo, la Biología, y mis estudios actuales), don Antonio Serrano. Recuerdo con verdadera alegría y con emoción sus magistrales clases. Realmente transmitía su amor por la Biología y su buen hacer. Te hacía salir de clase con verdadera sed de conocimientos (alguna anécdota tengo acerca de eso) y con ganas de volver a escucharle. Ha sido una de las personas que más me ha influido, si no la que más, en lo académico y lo personal. Para mí siempre será D. Antonio.
Muchas gracias a todos, sin ustedes, sus alumnos no seríamos lo que somos ahora, no les quepa la menor duda.
Yo fui alumna de José Manuel Ramírez en su primer destino como profesor interino, en Orellana la vieja (Badajoz) hace muuuchos años, me encontré con esto por casualidad, soy docente también, y leer las palabras que le dedicáis a este que fue mi profesor durante toda mi formación en el instituto y al cual aprecio mucho a pesar de que no le he vuelto a ver hace años, desde que se fue de Orellana, me han emocionado, porque efectivamente, ella como profesora y compañera y yo como alumna que fui cuando él era un joven ilusionado en su trabajo, ver que se ha jubilado con la misma ilusión, buen hacer, su manera de ser que aun recuerdo, me ha emocionado. Me encantaría poder ponerme en contacto con él, si alguien me lee me gustaría que me lo hiciera realidad, el poder comunicarme con él al menos para saludarle y darle mi enhorabuena por haber sido un gran profesor. Un saludo Rosario ABElaira Adámez.