Nuestra compañera Cristina García, profesora de Matemáticas, quiere compartir con nosotros cómo vivió la experiencia que ya publicamos en un artículo anterior:
Este año, al comenzar el curso de CPPA, llegó José Andrés, un alumno de visión reducida. Cuando le pregunté cómo seguiría las clases, me contestó que con su ordenador. Efectivamente en él coge los apuntes y hace los ejercicios utilizando la ampliación de visión de pantalla y ayudándose en ocasiones con un cuaderno. Sin embargo, eso está bien cuando dicto los apuntes, pero no puede ver los ejemplos de la pizarra ni, por tanto, preguntar las dudas in situ, ni por supuesto seguir las correcciones de los ejercicios paso a paso. Por tanto, por mucho que intenté ser muy descriptiva a la hora de escribir en la pizarra (lo cual es bastante complicado, ya que es difícil abstraerse de que uno mismo sí ve lo que está dictando), nos encontrábamos que yo dictaba cosas como:
Dos quintos por, abrimos corchetes grandes, abrimos además paréntesis grandes, cinco tercios menos un medio, cerramos paréntesis pero no corchetes, dividido por un cuarto, cerramos corchetes. Igual a, dos quintos por, abrimos corchetes y paréntesis y hacemos el mínimo común denominador de lo de dentro del paréntesis que es seis. Por tanto escribimos diez sextos menos tres sextos y cerramos el paréntesis dejando el resto como estaba. Todo esto igual a dos quintos por, abrimos corchetes, siete sextos por cuatro ya que pare dividir fracciones multiplicamos la primera por la inversa de la segunda, y cerramos corchetes. De nuevo todo esto igual a dos quintos por siete tercios, ya que hemos simplificado el producto de fracciones del corchete. Por último el producto es catorce quinceavos.
Que escrito es
Pero que, sin soporte visual, se antoja imposible de seguir.
Otro ejemplo: al llegar a la parte de intervalos, yo decía
el intervalo, abrimos paréntesis, uno coma cuatro, cerramos corchete, es el conjunto de números reales tales que uno es menor que x y mayor o igual que 4.
Mientras escribía en la pizarra y representaba
En este caso, es muy importante que el alumno relacione lo que se está diciendo con su expresión matemática. Ya no entro en explicar la imposibilidad de seguir las representaciones de intersecciones de uniones e intersecciones de intervalos ni la parte de representaciones gráficas que tendremos que ver más adelante.
José Andrés sólo podía ver esas explicaciones, una vez que llegaba a su casa y escaneaba los apuntes de los compañeros. Esto no parecía ser un problema para él, que obviamente está acostumbrado a afrontar retos similares con la mayor naturalidad; pero yo pensé, y creo que cualquiera que lea los ejemplos anteriores estará de acuerdo conmigo, que era dificilísimo seguir una clase de matemáticas así. En realidad, es como si se preparara la asignatura por libre.
Les comenté el problema a los otros profesores, para ver como lo resolvían ellos. Matías, profesor de lengua, cuelga los textos en su wiki, con lo que el problema se solucionó con un wifi en el aula (José Ramón Albendín, el coordinador Tic, se encargó de solucionarlo). Sin embargo, esto no es solución en matemáticas ya que se ponen diferentes ejemplos, según los alumnos vayan entendiendo o no las explicaciones de clase. (Al CPPA vienen alumnos de diversos orígenes escolares con lo que hay que adaptarse a las circunstancias constantemente).
Hablé con la orientadora, Paqui, para ver cómo podíamos solucionar el problema y ella se encargó de llamar a la O.N.C.E. Inicialmente, barajamos la posibilidad de usar un bolígrafo digital pero resultó que no era posible. Cuando ya estábamos desanimados… ¡Llegaron las pizarras digitales al instituto! Entonces es cuando pensé que, dado que la imagen que se escribía en la pizarra digital se veía en la pantalla del ordenador del profesor, quizá podríamos enviar esta misma imagen al ordenador de José Andrés. Por supuesto, yo solo sugerí, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Se lo comenté a la coordinadora de la O.N.C.E. que mostró gran interés ante esa posibilidad, consultó con sus técnicos y nos ofreció toda la ayuda que precisáramos.
El siguiente paso: hablar con el coordinador Tic, José Ramón, al que nuevamente iba a salpicar. Es muy fácil decir “yo creo que esto se puede conectar” cuando es otro el que va a averiguar cómo. Se puso manos a la obra, como en tantos otros problemas que surgen en el centro, y a la semana siguiente me dijo que venía por la tarde el lunes para intentar conectar el ordenador de José Andrés y la pizarra (el propio José Ramón explica mejor que yo en qué consiste esa “conexión”).
Llegó el gran día, nos fuimos a un aula con pizarra digital. A José Andrés le expliqué que estaba allí el coordinador Tic del centro y que iba intentar solucionar lo de la pizarra. Yo le había explicado, con anterioridad, que íbamos a intentar que viera la pizarra; pero él se mostró bastante escéptico. Yo creo que no entendía exactamente lo que queríamos hacer. José Ramón ya había instalado previamente lo necesario en el ordenador del profesor y me explicó que yo tan solo tenía que pinchar el icono de compartir pantalla. También instaló lo necesario en el ordenador de José Miguel. Ya solo quedaba comprobar los resultados. José Miguel se sentó frente a su ordenador, yo cogí el bolígrafo de la pizarra digital y escribí algo parecido a esto
Y entonces se produjo uno de los momentos más emocionantes que uno puede vivir. José Andrés gritó: “¡!! Veo la pizarra, veo la pizarra ¡!! ¡!!Cristina, nunca había visto la pizarra ¡!!”. Es absolutamente imposible describir lo que pudimos sentir en ese momento. Ojalá fuera más hábil con las palabras para transmitir la emoción de ese instante. Describir la cara de sorpresa y alegría de José Andrés. Lo cierto es que, cuando José Ramón me dijo que se podía hacer, no tuve ninguna duda de que funcionaría, pero no fui realmente consciente de lo que significaría para José Andrés hasta ese instante.
A continuación, discretamente como siempre, José Ramón se fue. Eso sí con una gran sonrisa en la cara. Esta vez su trabajo había tenido una gran recompensa. Yo continué con la que sería una de las clases más emocionantes de mi vida, y José Andrés… pudo seguir la clase como uno más.
Enhorabuena, Cristina, por tu idea, para facilitar el aprendizaje de las matemáticas a Jose, y por lo bien que has contado la experiencia.