El pasado viernes tuvimos la oportunidad de disfrutar de un acto más emotivo que solemne en la despedida de los alumnos que en este curso abandonan, por concluir sus estudios medios, el centro. Y esa emoción que, a veces, no pudo ni contenerse dominó todo el acto: los discursos entrecortados de algunos, la alegría desbordada de otros, las risas nerviosas de muchos, la nostalgia que ya manifestaban unos pocos, los deseos de no separarse, el afán por que quedara algún testimonio gráfico o audiovisual que refuerce la memoria…, todo ello ponía de relieve que éramos conscientes, tanto alumnos como profesores, de que se encontraban- se van a encontrar- ante un punto de inflexión, una encrucijada en sus vidas: la vida laboral para unos, o el comienzo de estudios universitarios con perspectivas de desarrollar una futura profesión, para otros.
También sabemos, confiamos- con ese fin hemos contribuido a su formación intelectual y moral- que están capacitados para tomar esas decisiones que van a afectar su vida futura. Y, sin embargo, la emoción se sobreponía a la reflexión…
En fin, ya con nostalgia, acompañamos esta entrada (para que los que los deseen puedan guardar en su memoria- y en la de sus ordenadores- esas escenas que vivimos) de una selección de fotos del acto arriba , y más abajo publicamos las presentaciones elaboradas por dos grupos de bachillerato que se proyectaron como brillante colofón del acto:
La verdad es que hubo muchos sentimientos en este acto, que como dice D. Joaquín, fue mucho más emotivo que solemne. La noche fue inolvidable: convivir con tus profesores y tus compañeros en un ambiente distinto al del instituto fue magnifico.
Pero me resisto a decir que ya no soy alumno de mi instituto y si me lo permitís me quedo matriculado de por vida en el curso que sinifica nuestros recuerdos.
PD: Para no perder la relación tengo un par de ideillas que ya comentaré con D. Antonio Gómez….
Saludos, Eduardo Gañán