Volvió un año más Antonio Becerra con su planetario para sorprender a nuestros grupos de primero, a modo de un saltimbanqui-astrónomo ambulante, para derramarnos su entusiasmo estelar y errante, defendiendo la ciencia hasta las últimas consecuencias y desfaciendo entuertos astrológicos. Y hasta el último minuto, con su furgoneta ya cargada y su particular cielo recogido, seguía apuntando, rayo láser en ristre, al cinturón de Orión sobre el cielo particular de Fátima.