Cartas de Amor 2017. Carta más popular: Juan León

Desde un corazón vacío, a 14 de febrero de 2017
A ti, para que sepas que realmente lo merezco:
Dije mil veces que no creía en ti, y otras mil veces te besé. Pero cada vez que pienso en ello, una ola de tristeza me ahoga en la nostalgia y la soledad. Esa ola que, junto con mis lágrimas, mojan el papel.

Recuerdo cuando estabas junto a mí y me enseñabas tu magia y tu fantasía. Yo te vi, alguna que otra vez, saltando alegremente y embotándome la cabeza a mí y a los demás. Nadie veía ni pensaba en nada, solo sentían aquello que tú les provocabas. Es por eso que todos te quieren: los que te tienen, y los que no, como yo.

Supongo que esta carta a nadie no será leída, pero espero que, si me eliges, al entrar por la puerta, tropieces con ella y comprendas cuánto necesito esto. Es por eso que la escribo, como cada 14 de febrero, para ponerla tras la puerta, esperándote, junto con el otro montón de cartas olvidadas y cubiertas de polvo.

Me da igual que me llamen loco o que se rían de mí, porque sé que algún día nos encontraremos, te echarás en mis brazos y pasearemos juntos, como hacíamos antes. ¿Te acuerdas de mí, y de todas las mañanas, tardes y noches que pasábamos juntos?

Yo sé que estás muy ocupado, pero solo te pido un pequeño hueco para que vengas a reencontrarte conmigo, como dos viejos amigos. Pero supongo que la vida es injusta, que mi momento ya pasó. Probablemente, más gente te reclame, gente joven que te necesita más que un pobre anciano de cuerpo, mente y corazón.

¿Pero acaso es demasiado tarde para dejar de intentarlo y consumirse? ¿Acaso no dicen que hay que luchar hasta el final? ¿Acaso no es verdad que lo que se interpone entre tú y tu más ansiado sueño eres tú mismo?

Pensando en esto, logro salir del más profundo agujero del abandono, como renace el fénix de sus cenizas, pero más tarde envejece y vuelve a arder, y así lo imito yo, una y otra vez, sin llegar a ninguna parte.

He intentado vivir sin ti, pero ni en la más vacía ciudad, ni junto al más frío fuego, me he sentido como me sentía contigo. Es por eso que sin ti no vivo feliz ni muero en paz. Y por eso te espero, al igual que la camelia aguarda la luz de la luna. Te espero tranquilo, inmóvil, temblando, nervioso, ardiente, desesperado…

Ya sé que estarás enfadado conmigo, que te he hecho mucho daño y que yo mismo te ahuyenté. Sé que soy un tonto.

Al igual que en las otras cartas, me despido pensando que esta será la última de ellas; por eso te pido que me alegres el tiempo que me queda y que al tocar mi vida a su fin, pueda terminar con una sonrisa.

De un viejo que perdió a los que le habían querido y que siempre esperará a que vuelvas,

AMOR