Premio en el concurso «SexJoven»

Enhorabuena a Mª ÁNGELES OLIVA LAMARCA , alumna del 4º B de este Instituto, por el Premio obtenido en el XI Certamen SexJoven convocado por el Centro de Formación del profesorado de Córdoba.
Ha recibido el tercer premio, en la modalidad de Relato/Poesía en este Certamen que se centraba en el tema de “AFECTOS, CUIDADOS Y SENTIMIENTOS”. Este es su trabajo:

AYER ME DEDIQUÉ…


Ayer me dediqué a mirarte…

Es increíble cómo, ahí sentado, sin más, puedes hacer que todo se vea tan perfecto. Salimos al recreo y… sigo mirándote. El sol resbala por tu espalda, dejándose caer por tu cuerpo, sencillo, pero a la vez deslumbrante. Hace que tus labios resalten aún más. Tus labios… qué decir de esos provocativos labios, mi manzana de la tentación.

Tus ojos… profundos, llenos de experiencias, ansiosos por ver cosas nuevas, llenos de misterio, miedo, alegrías, esos ojos que por mucho tiempo han sido motivo de sueños para mí.

Tu piel canela adornándote ese carácter, esa fuerte actitud que te queda tan bien. Firme, orgulloso, atractivo, guapísimo, encantador, dulce, tierno, romántico, tú. Ese que con una simple sonrisa me mantenía pensante todo el tiempo.

Acaba cuarta hora, apartas tu mirada lentamente de los apuntes y me dedicas una sonrisa sincera, alegre, simple. Esa sonrisa culpable de mi locura, de mi gran admiración. Te levantas con paso seguro, sabes lo que haces y hacia dónde vas. Te detienes enfrente de mí para saludarme; ahora estás muy cerca, puedo percibir tu perfume. Verte tan cerca me pone nerviosa. Tu voz tan peculiar… ¿qué dices? No lo sé, me resulta realmente difícil concentrarme. Me haces tonterías en la cara y te ríes. Me encanta verte reír.

¿Ya te vas? Bien, otro día lo mismo, otra noche en la que serás el protagonista de mis sueños. Mi querido seductor.

¡Quiero verte ya y aún no te has ido! Mañana, mañana te veré de nuevo, y pasará exactamente lo mismo. Te observaré, descubriré algo nuevo que ni tú eres capaz de percibir. Ingenuidad, al pensar que puedas estar con alguien sin provocarle un palpitar descontrolado. Ahora me ha tocado a mí ser esa que por ti daría cada uno de sus deseos, esa a la que simplemente le robas el aliento. Estar así es la peor suerte que tengo, pero a la que nunca renunciaría.

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