La necesaria risa y la buena práctica teatral

El miércoles, 8 de febrero, comenzaron las “III Jornadas de Teatro y Grastronomía” del I.E.S. “Gran Capitán”. Y no pudieron hacerlo con más acierto: una comedia; para ser más precisos, un “entremés andaluz del siglo XX”, titulado La mismísima piedra, escrito por Ricardo Luna, actor bien conocido y querido en nuestro centro, pues nos ha deleitado en repetidas ocasiones con sus magníficas interpretaciones, y que volvió a brillar, de nuevo, el viernes, 10, con Novecento.

Ha sido la primera de las tres obras que ha caldeado el ambiente de un irreconocible Salón de Usos Múltiples, ataviado para la ocasión con una muestra de pinturas de Lola Ortega, como si de una galería pictórica se tratase. Y es que estos días en el Salón se respiraba arte por doquier: teatro, pintura, música, gastronomía, saber estar…

Gracias a la maestría de sus intérpretes y a la puesta en escena tan natural y adecuada, los aplausos y “bravos” han resonado en el barrio de Fátima, consiguiendo aumentar el aforo a medida que han ido avanzando las jornadas.

Que el teatro no acaba con la escritura y, si hay suerte, con la publicación de la obra, lo sabemos los profesores de Lengua, que tratamos de infundir en nuestro alumnado el gusto (y regusto) por el espectáculo global y el “duende” del teatro. Y la obra que nos ocupa es un buen ejemplo.

Con ser un texto dramático al estilo castizo, curioso, típico, tópico y que recoge de manera extraordinaria los tipos y las expresiones coloquiales andaluzas, es en la puesta en escena por la compañía “Uno teatro” cuando la obra crece y se supera a sí mismo.

Los cuatro actores-amigos (Alejandro Bueno, Nieves Palma, Pilar Nicolás y el propio Ricardo Luna) y los cinco papeles interpretados (Don Cosme, patrón viejo verde, gitana Dolores, criada Narinervios, criado bobo Crispín – Don Jacinto, viejo boticario engreído), respectivamente, están soberbios, muy metidos en sus personajes, muy creíbles. Nos hicieron pasar algo más de una hora amena, divertida, trepidante y de continua carcajada, festejando las ocurrencias, gestos, inflexiones de voz y calidad interpretativa de los artistas.

El aforo, casi tres cuartas partes de las localidades; lo que no está mal para el tiempo de recortes y crisis por el que atravesamos, y para ser el primer espectáculo de las Jornadas; luego, como comentaba al comienzo, el efecto “corre la voz” ha surtido efecto y cada día se ha ido superando el aforo del día anterior.

Gracias al Grupo “Uno teatro”, a cada uno de sus miembros, al autor de la obra, a la persona encargada de la dirección, al responsable de estas III Jornadas y al público. Todos hemos disfrutado (me atrevería a decir que hasta los mismos actores) de un buen, y necesario, rato de ocio.

Gracias por difundir la risa y las buenas prácticas teatrales.

Carmen Jurado Gómez.

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