Cyrano de Bergerac: teatro y gastronomía

Ya pudimos leer las impresiones de Matías, tras  la obra de teatro de Edmond Rostand que se pudo disfrutar la pasada semana en el centro para cerrar nuestras II Jornadas de Teatro, todo un viaje casi lunar para quienes asistieron. Ahora os ofrecemos la magnífica presentación, como no podía ser de otra manera que Carmen Jurado realizó de la misma:

¡Buenas tardes, señoras y señores!

En nombre de la Junta Directiva del centro, les doy la bienvenida a este Salón de Actos del Instituto Gran Capitán, en el Barrio de Fátima, donde vamos a compartir unas horas de buen ambiente teatral y de buen ambiente gastronómico. Deseamos que la innovadora experiencia en la que nos hallamos inmersos sea tan grata a ustedes, como su elaboración ya lo ha sido para los actores y cocineros del evento, responsables todos del resultado que vamos a compartir.

La representación de Cyrano de Bergerac se inserta en las “II Jornadas de Teatro”, organizadas por el I.E.S. “Gran Capitán” y el AMPA “Mateo Inurria”.

El programa de actividades de dichas Jornadas ha estado compuesto por: un taller de creación y construcción de marionetas, para jóvenes y adultos; una exposición que recoge los trabajos realizados en dicho taller, así como fotografías de teatros griegos y romanos, y una selección de figurines y escenarios de los alumnos de 1º de Bachillerato sobre la obra de Cyrano, que podemos contemplar en este mismo Salón; una conferencia de D. Miguel Osuna sobre “Teatros Griegos y Romanos”, que tuvo lugar este martes por la mañana, para alumnado de 2º de Bachillerato; una conferencia didáctica sobre la producción y adaptación del espectáculo teatral, que se desarrolló ayer en horario de mañana, destinada al alumnado de bachillerato; posteriormente, por la tarde, tuvo lugar la representación de Cyrano. Culminamos esta tarde-noche las Jornadas, con la actividad “Teatro y Gastronomía”, una representación teatral muy especial, dado que está acompañada de algunos platos sugeridos por la lectura de la obra.
La pieza está inspirada libremente en la vida de Cyrano de Bergerac, un estrafalario escritor y filósofo gascón del siglo XVII. Este drama de capa y espada, en verso, pleno de romanticismo, fue escrito por el dramaturgo francés Edmond Rostand en 1897 y estrenado ese mismo año, con un éxito clamoroso, convirtiéndose desde entonces en un clásico del repertorio teatral.

El protagonista, poeta y libre-pensador, arrogante y fantasioso, espadachín terrible, polemista violento, brillantemente locuaz y célebre por su desproporcionada nariz, oculta una pasión avasalladora por su prima Rosana, quien, a su vez, está enamorada de Cristián, un guapo cadete carente de ingenio.

La obra ha sido traducida y llevada a escena muchas veces. Ha sido tema también de varias películas, ya sean americanas o europeas, tanto en el género de tragedia como en el de comedia.

La adaptación que vamos a ver, realizada por D. José Antonio Ortiz, reduce a hora y media las casi tres originarias, tratando de seguir más fielmente las andanzas de tan infortunado personaje. No obstante, las escenas y personajes suprimidos, apenas afectan a la acción principal.

El montaje es una coproducción de “Uno Teatro” y “Ñaque Teatro” y cuenta con música de piano en directo, compuesta e interpretada por Alberto de Paz. La coreografía de espadas es obra de Federico Vergne, quien también encarna al personaje principal. La escenografía la ha diseñado Miguel Ángel Ramos y el vestuario, María Castillo. La obra se estrenó el 12 de junio de 2009 en el Teatro Circo, de Puente Genil.

Muy brevemente aludiré a la novedosa experiencia de esta tarde: No hay quien dude, a estas alturas, de la importancia que la gastronomía está cobrando en nuestro mundo actual; nadie duda, por supuesto, de la influencia que el teatro ha tenido desde Grecia hasta nuestros días; tampoco hay dudas sobre el término “maridaje”, tecnicismo acuñado en Cocina. Pues bien, hoy se nos ofrece un maridaje muy especial, cuyos esbozos ya se han dibujado en este centro.

Hemos de remontarnos al final de nuestros años ochenta, para recoger la idea de “Cine y Gastronomía”, dirigida por D. Benito Vaquero, con la degustación de recetas y cócteles de películas previamente visionadas. Tampoco podemos olvidarnos del curso impartido aquí el año pasado, organizado por el CEP de Córdoba, “Cocina y Literatura”, en el que leíamos pasajes literarios que aludían a comidas y que luego elaborábamos en los mismos fogones del instituto.

Pero la experiencia de esta tarde va más allá de esos ensayos previos, porque es más teatral y más gastronómica, a la vez y por separado, potenciando ese “maridaje” al que antes me refería. Me explico. A propósito de la representación teatral de Novecento el año pasado, en este mismo Salón de Actos, transformado entonces en cubierta de barco, para acompañar al protagonista en su magistral monólogo, un profesor de Cocina, a la sazón espectador, D. José Mª Vílchez, alumbró la idea de elaborar platos a partir del texto dramático; los cocinó y los dio a probar a la propia compañía teatral.

Este año, en aras de compartir ideas y buenas prácticas, para las II Jornadas Teatrales, surge la experiencia irrepetible, como lo son el teatro y la cocina, de contemplar, degustar, compartir y saborear texto y recetas, actuación y platos. Por eso, no sé muy bien si a lo que vamos a asistir es a una “representación gastronómica”, o es una “gastronomía dramática” (espero que no), o son “recetas teatrales”, o tal vez sea un “diálogo entre fogones”. No lo sé muy bien. Porque también para mí es sorprendente este evento. Espero que la representación y la comida me ayuden a solucionar el dilema.

No olvidemos que estamos en un Salón de Usos Múltiples, que, haciendo honor a su nombre, a veces ha servido como escenario teatral y a veces como improvisado salón de restauración; no olvidemos tampoco que en el centro se imparten enseñanzas literarias y de cocina; pensemos que la elaboración de las recetas y de la representación es tremendamente laboriosa y depende del azar su éxito o fracaso; tengamos en cuenta que los actores no sólo estarán en escena, sino que los cocineros también han aprendido previamente sus papeles, que los alumnos de restauración y bar estarán también representando su papel, ante un público que viene a contemplar, sí, pero también a formar parte de un rito social, como es el teatro y la propia cena con amigos…

En fin, les dejo, porque es posible que los esté empachando, más que abriéndoles el apetito, que era lo que pretendía inicialmente.

Les invito a la representación, a la degustación y a dejarnos llevar, desde el primer momento, por la sensorialidad. Cuanto antes entremos en el universo del teatro y la cocina, antes disfrutaremos del espectáculo global.

Al final, podremos compartir, además de postres y aplausos, cuestiones que vayan surgiendo, puesto que charlaremos con actores y cocineros.

¿Oído cocina? … Pues entonces … ¡Que comience la función!

Muchas gracias.

Nuestro siempre compañero José Antonio Pérez Guillén nos ofrece esta sensorial crónica del evento:

En la sala de usos múltiples del I.E.S. “Gran Capitán” se desarrolló la noche del pasado día 10, dentro de las II Jornadas de Teatro, una actividad insólita y arriesgada que se saldó con un rotundo triunfo. La compañía “Teatro Ñaque” representó “Cyrano de Bergerac”, de Edmond Rostand,  “ilustrado” con una cena de platos típicos de la Francia del siglo XVII. Manjares y bebidas que perseguían, además de su degustación, evocar con su sabor, aroma y presentación los sentimientos de los protagonistas de la historia (“el sabor del amor, el perfume de la pasión, la textura de la amargura”, se auguraba en el programa gastronómico) y el “atrezzo” de la puesta en escena.

Las mesas, elegantemente vestidas y adornadas, y la luz de las velas, flotantes sobre ellas o inmóviles en altos candeleros, recreaban la magia del pequeño teatro de un olvidado palacio dieciochesco. Y así, entre brillos de ámbar, se sucedieron una tras otra las sorpresas: la ingeniosa presentación del acto por Carmen Jurado, profesora del Centro; el programa y el menú en cartas lacradas de papel pergamino; los objetivos de la actividad y la inspiración de los cócteles (“La Reyerta”, “El Asedio”, “El Accidente”) en bellas tarjetas ilustradas…

Tras el aperitivo, un invisible telón se alzó y al mismo nivel, y a escaso metro y medio de los comensales-espectadores, que de esta forma se integraban en la obra como inesperados figurantes, asistimos al drama de la secreta pasión del pendenciero y noble  Cyrano por su prima Roxana. La estrecha comunicación entre actores y público, esencia del teatro, cobró así una dimensión inquietante e indescriptible que todo espectador debería experimentar alguna vez.

Como en los duelos a espada que se suceden en la acción, se batían en calidad los actores y los platos, servidos en el entreacto y al final de la obra con ceremonial de restaurante exclusivo. Calidad de sabores (inolvidable la ventresca de atún con fresas, champán y pétalos de rosas) y representación. La puesta en escena, original e impecable tratándose de tan exiguo espacio; la interpretación de los actores, brillante; la música, compuesta e interpretada al piano por Alberto de Paz, brioso y conmovedor eco de la  romántica historia.

Terminada la función, un sendero de luminarias y flores guiaba a los espectadores a un ambigú decorado con globos “azul-Córdoba Capital de la Cultura”, donde tomar entre amigos uno de los citados cócteles. A la salida (última  sorpresa), el sendero se había convertido, para despedirnos, en un enorme corazón que brillaba en la penumbra como el de Cyrano en su silencio.

A José Antonio Ortiz Ponferrada, director de la obra; a los actores, al pianista, a los profesores y alumnos de Hostelería del I.E.S. “Gran Capitán”, a su Director, y a cuantos hicieron posible esa noche inolvidable, una ovación en pie, cerrada e interminable.

Gracias por las imágenes a Montserrat Buenestado (primera y última) y a Manolo Blanco (proyección central)

2 thoughts on “Cyrano de Bergerac: teatro y gastronomía

  1. Gracias, querido paisano y amigo, por conseguir que tiempo después podamos continuar paladeando los exquisitos sabores de la cocina y la escena.

    Gracias por alabar mi modesta contribución al espectáculo global. Tú y yo, sin pretenderlo, nos hemos convertido en unos eslabones más del saber hacer, del saber dirigir, del saber contar con las personas, y de dar a cada cual su papel (o ingrediente) en esta obra (o plato), que es lo que engrandece los proyectos humanos.

    Hay que dar las gracias, estoy contigo, en primer lugar, y sin dudarlo, a José Antonio Ortiz Ponferrada por todo lo que ya hemos escrito y hablado, y, seguramente mucho más, por todo aquello que somos incapaces de expresar con el lenguaje verbal o kinésico. Y muy cerca de él, hay que agradecer a todas y cada una de las personas (y han sido muchas) que han contribuido con su esfuerzo y esmero a hacer realidad un proyecto tan ambicioso y de resultado tan cercano y aparentemente fácil, como han sido las “II Jornadas de Teatro del Gran Capitán”.

    Con tus sabias y acogedoras palabras, has logrado eternizar la magia del instante en el que se funda la gastronomía y el teatro.

    Muchas gracias, de nuevo.

    Que los efluvios teatrales y gastronómicos perduren en nosotros hasta las “III Jornadas”.

  2. Pienso que Cyrano tiene una forma de sentir las cosas diferentes a lo que en esa sociedad y en esa década estaba bien visto.El aparentaba ante la sociedad, ser una persona bastante seguro de si mismo, de no tener complejos, de ser un varón desafiante con todos, pero cuando se hablaba de sentimientos de amor, todo cambiaba, al verse feo ante Rosanna pensaba que no iba ser correspondido.Yo en su caso fuese sido mas valiente y lo fuese intentado de otra manera y me fuese declarado.Aunque el disfrutaba con verla feliz en brazos de otro y si esa era la única manera de el ser feliz y sobretodo de verla feliz a ella, que es lo único que le importaba, pues es respetable.

    La sociedad de hoy en dia no creo que fuese funcionado así, somos mas egoístas al exponer nuestros sentimientos. Ahora solo pensamos en nosotros mísmos y luego en lo demás. El demostró que no era egoísta en ayudar a otro para tener su amor.Yo no lo fuese hecho ni me lo fuese planteado tampoco, la verdad.

    La obra representada estaba muy cerca del suelo y del público en muchas ocasiones era todo muy agobiante, pero en otras cuando la interpretación era más fuerte , pues se captaba más el mensaje.Y que para ese espacio que había, hay que valorar todo lo que estaba montado.

    El pianista se lució , habia momentos en que me perdia de la función y con la música pues como que se vibraba más y le daba más fuerza a las interpretaciones.

    Un aplauso para todos los que estaban delante , como para los que ayudaron a que se hiciese la obra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *